Como un “verdadero hogar”. Así describen Boris Barahona y su esposa Marisela Sánchez al Centro una Familia de Familias. Ellos junto a sus cuatro hijos son parte de esta gran familia desde hace más de 10 años.

Para Boris, ebanista de profesión, dejar a sus hijos en el Centro una Familia de Familias, le brinda gran tranquilidad, al saber que se encuentran protegidos, educados y alimentados. “Hay familias que trabajan los padres, pero los niños se quedan solos en los peligros, todo el día en la calle o todo el día en la casa. Sentirse tan tranquilo de que aquí los niños desayunan y almuerzan, es algo que en ningún otro lugar que yo sepa, se ofrece lo mismo, ni en Quito ni en otras partes les dan educación, salud y alimentación”.

Asimismo, durante su cuarto embarazo, Marisela recibió todo el apoyo del Centro, desde los cuidados prenatales, exámenes y el apoyo del Centro Médico.

Para Marisela, el Centro ha sido una gran oportunidad de vida no solo para sus hijos, sino también para ella. “Me gradué aquí de panadería y hago pasteles en mi casa, es el aprendizaje que nunca se va a olvidar, además de que tengo un trabajo estable.”

La familia Barahona – Sánchez siente que ha encontrado una ayuda invaluable para su vida: “Todos deberían tener la oportunidad de tener lo que tenemos aquí, que es la oportunidad de una mejor vida.”